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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro:
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9781092466141
Editorial: Publicado de forma independiente
Conoce el paso a paso para desarrollar un proyecto de innovación, desde la detección de personas talentosas hasta la obtención de recursos para invertir en ideas innovadoras.
Ángel Alba Pérez resume los métodos que le han funcionado a lo largo de muchos años a la cabeza de proyectos de innovación en España y América Latina.
Alba Pérez define la innovación como la acción de convertir el conocimiento en riqueza. Esto ocurre cuando una idea se transforma en un nuevo producto, servicio o proceso, y se introduce de forma exitosa en el mercado.
Para que un proyecto sea considerado una innovación, es crucial que sea puesto en marcha. De lo contrario, solo es una idea fallida.
A la hora de innovar, resulta fundamental hacerlo de forma sostenida. Esto significa incorporar procesos y herramientas de innovación a las tareas diarias de la empresa, de modo que se establezca un ritmo natural, y no una carga exagerada de trabajo.
Una empresa innovadora no se desarrolla de un día para otro.
La clave para lograr este objetivo consiste en combinar las capacidades de personas innovadoras con procesos dentro de las empresas que les permitan explotar su talento y conseguir resultados.
Alba Pérez explica que deben existir personas con dos tipos de capacidades dentro de una empresa innovadora.
En primer lugar, están las personas con capacidad de generar ideas. Estas se caracterizan por no tener miedo de preguntar qué pasaría si se hicieran cambios. También experimentan, comparten ideas y observan con atención para encontrar inspiración.
Luego, siguen las personas que pueden gestionar proyectos de forma ágil. Esto incluye diseñar planes de negocios realizables y rentables. Además, son capaces de realizar experimentos para comprobar que las ideas funcionan.
Una vez que se inicia el proceso de crear una organización innovadora, será necesario atravesar cuatro etapas:
En primer lugar, hacer un primer proyecto de prueba. Si tiene éxito, continuar desarrollando otros proyectos de innovación para alcanzar un ritmo estable.
Después de varios proyectos, es tiempo de diseñar un plan y establecer objetivos para obtener los resultados esperados. Finalmente, adoptar la innovación como parte de la cultura de la empresa, para que esté presente en las tareas diarias de todos los empleados.
En el mundo empresarial existe el mito de que para innovar se debe ser creativo.
Esto no es del todo cierto. Además de las ideas creativas, también es necesario ser capaces de desarrollarlas y de vender esos proyectos en el mercado.
Una persona creativa produce ideas nuevas o bien encuentra una forma novedosa de asociar dos conceptos ya existentes.
En cambio, el perfil de alguien innovador va más allá. Las ideas que se le ocurren vienen de preguntarse cómo mejorar el mundo en el que vive, pues se encuentra en permanente búsqueda de oportunidades de cambio. Además, suele procurar puntos de vista variados con respecto a sus ideas y sus resultados.
Si una empresa quiere innovar, necesita personas con talento. Es decir, empleados que obtengan los mejores resultados de forma sistemática, que sean autoexigentes, conozcan muy bien sus puntos fuertes y débiles, y tengan suficiencia para automotivarse.
En tu esfuerzo por transformar tu empresa, la primera tarea es encontrar personas talentosas dentro de la organización y proporcionarles tiempo, recursos e incentivos necesarios para innovar.
Cuando tienes un trato cercano con los empleados, resulta más sencillo identificar el tipo de personas que buscas, debido a que tienen un buen rendimiento en su puesto de trabajo, y sobresalen al proponer siempre soluciones diferentes y radicales.
Sin embargo, si la empresa tiene demasiados empleados como para conocerlos a todos, tendrás que ir más allá.
Alba Pérez recomienda pedir voluntarios. Por ejemplo, lanzar un reto para desarrollar un nuevo producto o servicio, explicando las condiciones y los incentivos.
Las personas con talento de innovación tendrán el coraje de proponerse como candidatas al descubrir una buena oportunidad.
En el proceso de innovación, las ideas son la materia prima que necesitas para trabajar. Y aunque cualquier persona puede tener una idea innovadora, el éxito depende del modelo de negocio y la velocidad con que lo pongas en práctica.
De acuerdo con las estadísticas de Álex Osterwalder, solo el 5% de las ideas innovadoras suelen funcionar en el mercado.
Por lo tanto, lo que puedes y debes hacer consiste en generar las condiciones ideales dentro de la empresa para incrementar las probabilidades de obtener más ideas innovadoras y exitosas.
Antes de dar este paso, es preciso dejar en claro que las buenas ideas comparten dos patrones:
Teniendo esto en cuenta, la mejor opción es crear muchos equipos pequeños para lanzar y testear ideas con mayor rapidez.
Según los objetivos que te plantees, puedes aplicar diferentes estrategias para generar ideas:
Organizar un equipo de personas con talento que deban diseñar un proyecto a partir del reto propuesto mediante el Design Thinking, método que permite conocer a fondo el problema de los posibles usuarios, además de ir probando las ideas con prototipos.
Dar la oportunidad a las personas emprendedoras de tu empresa de presentar muchas ideas, algunas que quizás ya tenían en mente desde hace tiempo. En lugar de un solo equipo y un solo reto, se lanzan varios desafíos a la vez en períodos de tiempo más cortos, con más incentivos y más específicos.
Las ideas más revolucionarias también provienen de personas fuera de la organización. A eso se le conoce como innovación abierta.
Para poder aplicar esta estrategia, puedes adquirir tecnología de otras organizaciones, como universidades y centros de investigación, vender tu tecnología a otras empresas o colaborar con startups tecnológicas.
Cuando estás en un proceso de innovación, necesitas desarrollar ideas de forma más rápida para poder determinar si tendrán un lugar en el mercado o no, pues debes evitar terminar con un producto o servicio que nadie va a comprar.
Al respecto, Alba Pérez explica que las dos metodologías adecuadas para esta etapa son el diseño de modelos de negocios y Lean startup, que se pueden aplicar en conjunto, y así determinar si conviene realizar cambios a la idea o abandonarla por completo.
La metodología de Lean startup, específicamente, está enfocada al negocio, pero desde el punto de vista del nuevo cliente. Este proceso consiste en:
Los tests realizados anteriormente con pequeños grupos de usuarios te dan información para establecer las hipótesis del modelo de negocio.
Esta actividad consiste en explicar qué tiene que ocurrir para que tu idea innovadora tenga éxito.
Es fundamental cubrir todos los aspectos posibles. Por ejemplo: problemas del cliente, soluciones que ofrece el producto o servicio, modelo de ingresos y recursos necesarios.
Si la idea no puede seguir un modelo de negocio hipotético, lo siguiente es descartarla.
A partir de las hipótesis definidas, comienza el trabajo de elaborar pequeños experimentos para poder comprobarlas en la realidad.
Los tests deben orientarse a corroborar si el problema es real y si la solución que ofreces puede resolverlo. Además, es necesario averiguar si alguien pagaría por ese producto o servicio.
Esta parte del ciclo es cuando el equipo encargado del proyecto de innovación sale a vender, a convertir a los clientes potenciales en ventas reales.
De ello se encargan los integrantes del equipo con habilidades comerciales. Asimismo, es la etapa donde se puede modificar el producto o servicio según las opiniones y peticiones de los clientes.
Se trata de la última fase, donde el equipo de innovación decide que el producto o servicio puede pasar a manos de la gestión comercial habitual.
Entonces, el equipo deja de prestar apoyo, y la idea innovadora ya está establecida en la empresa y en el mercado.
La cantidad de proyectos innovadores que puedas realizar depende de los recursos que tengas disponibles.
Dentro de una empresa, este dinero lo asigna el Comité de Dirección y es tu tarea pedirlo. Sin embargo, no puedes simplemente solicitar cualquier cantidad de recursos.
Primero necesitas un presupuesto de innovación mínimo viable que explique la cantidad real que te hace falta. Además, debes exponer en qué vas a gastar el dinero: personas y materiales para generar ideas y desarrollarlas.
Entre los gastos que se deben contabilizar en el presupuesto se encuentran:
El uso de este presupuesto es adecuado cuando el proyecto ya ha sido aprobado. Es decir, ya pasó la primera fase de generación de ideas, se ha ido desarrollando y el riesgo de fracaso es menor.
No obstante, si todavía te encuentras en el proceso de formar el equipo y comenzar a generar ideas innovadoras, también necesitas recursos del Comité de Dirección.
En algunas ocasiones, las empresas que de verdad quieren innovar cuentan con un pequeño presupuesto para financiar estos proyectos. A eso se le conoce como pocket money, o dinero de bolsillo.
Las ventajas consisten en que un presupuesto mayor podría causar la negativa de los directivos y, en cambio, tener recursos más limitados te obliga a ser creativo y concreto.
Otra opción que existe para conseguir el dinero es el enfoque “capital de riesgo”. En ese caso, debes asignar un presupuesto cerrado a cada etapa de tu ciclo de generación de ideas.
El Comité de Dirección puede reaccionar mejor a estas propuestas, ya que podrán ver los resultados a medida que te proporcionan el dinero.
Al momento de realizar la solicitud, es fundamental ser muy claro y preciso al describir el modelo de negocio y la existencia de un mercado donde posicionar el producto o servicio.
Cuando trabajas en un proyecto de innovación, la mayor parte del tiempo la dedicarás a la gestión de proyectos.
En consecuencia, conviene realizar un inventario de proyectos dentro de la empresa para determinar cuáles debes gestionar. Por lo general, se habla de tres clases de proyectos:
Primero están los reales: aquellos que tienes bajo control desde que comienzan hasta que terminan. También conoces quiénes participan y cuáles son sus objetivos.
Después, puedes encontrar proyectos zombie, los cuales fueron lanzados pero no tienen asignado un equipo de trabajo ni se definieron los objetivos. Estos proyectos se deben eliminar.
En tercer lugar, están los proyectos submarino, desarrollados por personas innovadoras, pero sin el conocimiento del Comité de Dirección. Solo se presentan si se consigue un prototipo bastante bueno.
Alba Pérez recomienda la metodología GTD, porque resulta una planificación natural del proyecto, con un esquema lógico e intuitivo. Se puede definir en cinco etapas:
Luego de la planificación, llega el momento de la ejecución, control y seguimiento de las acciones, plazos y responsables.
La innovación se diferencia de la creatividad en la medida en que las ideas se convierten en proyectos, y el producto o servicio consigue el éxito en el mercado.
Para llegar a ese punto, es necesario un trabajo de localización de talento dentro de las empresas, y dedicar espacio y recursos para incentivar y facilitar el desarrollo de estas personas innovadoras.
Entonces, será posible generar ideas revolucionarias para ponerlas en práctica mediante el diseño de prototipos y experimentos con los usuarios reales. De esa forma, se logra comprobar si un proyecto de innovación se puede adaptar a un plan de negocio y triunfar en el mercado.
Para motivarte a seguir el camino de la innovación, puedes conocer a fondo el trabajo de personas y empresas innovadoras en “Las grandes innovaciones que cambiarán tu vida”, de Marta García Aller.
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Economista egresado del Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas en Madrid. Es fundador del sitio web Innolandia.es, donde comparte herramientas y enseñanzas sobre el proceso... (Lea mas)
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